Una curiosa rebanada para precisar su pasado y quizá  aventurarse a diagnosticar su malestar.

Los entendidos en la materia podrán contar los años de éste árbol- Abedul-, definir las particularidades y/o similitudes y la diversidad de diferencias,  y siendo, de los árboles más antiguos de la tierra,  anunciar su forma ancestral.

La  función natural de lo existente sigue su curso, no obstante dando prioridad a la exigencia del nuevo entorno, el hombre se encarga de reducir, adecuar y/o destruir aquello que es fuente de vida.

Una asombrosa figura mortal plasmada en la inimaginable realidad, y lo insólito de la obra, que lo que la mente forja, el humano lo destruye.

Los sujetos como los objetos se transforman, nada se consume en su totalidad, y cuando se manifiesta el fin,  aparece  el seguir siendo.

El sendero reconoce sus lerdos pasos, su bagaje son memorias olvidadas, y no será la noche quien le  aclare su ilusión perdida.

Entorno al árbol del temporal  refugio,  la memoria abraza lo que fue.

En su recinto de quietud, la imaginación transita en su eternidad. Qué más queda, que peregrinar el pensamiento adormecido  entorno a lo existente.