Un día como hoy, dos de abril, muchos advirtieron el resplendor de la vida, la dádiva es temporal, empero, le corresponde al nuevo ser, para que la duración le sea placentera entrelazar a cada paso su propio camino, experimentar con alegría la búsqueda de su refugio, y mientras transite bajo la luz, ¡ aprende !, a reconocer con claridad las cosas, que el sol se oculta, y es entonces, cuando tu propia sombra será el reflejo de su idea.
La penumbra nos brinda lucidez al pensamiento, es en la perseverancia del objetivo que el maestro se hace sabedor en el hacer, en el obrar, en el compromiso de su existencia.
La vida nace a cada instante y cada instante se esfuma en el infinito.
omedeto gozaimasu…