En aquel lago de maravillas, las sombras se sumergen con mirada inquisitiva en el mundo desconocido de los habitantes del agua.
Y si preguntásemos a las sombras lo observado, nos hablarían ”de floridos” seres danzantes, figuras de formas desiguales, movimientos irreconocibles por el nervio raudo de la melodía, empero, posible de imaginar las oscilaciones al ritmo del aleteo de su labor improvisada. En un principio sin presente, la conciencia archiva las nuevas dimensiones, son el testimonio que los sentidos advirtieron, aquel desconocido mundo por los humanos, relación perdida de la imagen nacida del vagabundeo.
La vida burbujea y como estrépito volcán los pensamientos enmarañan visiones existentes, entrelazan conceptos perfilando la memoria del olvido.