Ante la percepción luminosa, actuar con la dádiva del entendimiento.
Los números, un anuncio simple, tan simple que la mirada debe fijarse en el limitado tiempo y valorar la finitud de su espacio.
Las señales de tránsito son clave en la asignación de prioridades, mas sin sumergir la imaginación en el poder, puesto que la observancia es norma de los usuarios y su aplicación de sentido común.
¿Cómo afrontamos el cotidiano? ¿El talento del hombre prima en el sendero de su existencia o se disocia de la razón?
El espacio limitado del transeúnte asedia su tiempo.
Compartir el espacio al eco de las vivencias, cultivar en el universo los trazos de la realidad. Circular es hacerse presente en el espacio de todos. Los andantes son llamados a mantener la distancia conveniente, y a la no advertencia simbólica, con espontaneidad esculpir el visor que orienta la práctica de lo imperceptible.
El secreto del buen obrar, “el ejemplo”.
En el espacio de todos, la imaginación del hombre diseña múltiples imágenes para orientar a los peatones, apuesta con ellas, evitar sucesos imprevistos en la circulación de vehículos. Sin olvidar la sensibilidad de lo humano, el cumplimiento útil y válido en el tránsito del cada día, es orden de la explicación racional. La máxima para el usuario, “inscribirse en la historia del bien obrar racional”.
La savia de la naturaleza ejemplariza la labor del hombre.