El descanso singular de éste madero despedido del espacio transmite al mundo la esencia de aquello que está fuera de la realidad material, un curioso estilo de retornar a su origen. El tronco dimana clara alusión a su estar y se adormece al ritmo que el gélido suelo le anuncia el comienzo de la temporada.
Plácido aguarda la lisonjera palabra del aire estival, y en el alterno acuerdo del ir y del venir el acento del tiempo que devora su espacio. Por ahí, con inocente picardía aviva su llegada.
La naturaleza convida a la reflexión.