No parece que éste ser humano sienta su gélido cuerpo, adormece su inanición.
La calle para transitar, también para soñar del lecho donde proyectar su ilusión. No se le ve, pero está ahí; fantasea y seguirá fantaseando hasta cuando la bulla de los que trabajan, interrumpan su ensueño.
La continua y permanente diferencia es una disposición natural, lo extraño y ciertamente indigno es el comportamiento de los humanos. Muchos deseando no ser reconocidos se disfrazan bajo lemas, p.ej.” le estamos poniendo la mano”; en sentido lato, apelan a la idoneidad del cumplimiento en el servicio sin dar lugar a sospechas de expoliación. Así, a la luz de los incautos, es obra del bien hacer, sus cerebros no atinan a comprender la astuta habilidad de los dirigentes que, bajo normas acordadas, la ganancia “es beneficio legal”. Darwin-casi 200 años atrás-anota en su diario en viaje por Beagle…”Si la miseria de nuestros pobres no es causada por la ley natural sino por las instituciones, entonces, ES UN GRAN ERROR NUESTRO”.
Mientras las mayorías silencian la penuria que les acosa, otros, con el antifaz del momento celebran amistosas responsabilidades.